En una noche cualquiera, Mistress Lea va a ver a su esclavo y se lo encuentra viciando a la Wii de Nintendo. Ella se enoja tanto que le quita los mandos y le obliga a poner su cabeza bajo su culo, como si de un cojín se tratse. Lo curioso es que ella, fruto de la curiosidad, decide echarse unas partidas para probar la consola. Su esclavo en cambio, está con la cabeza bajo su culo pidiendo auxilio.

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