A la Señora Claudia le encanta sentarse en el rostro de su esclavo cuando esta amordazado. Mientras le aprieta el culo bien duro en su casa, le tapa su boca y su nariz. Él se ve obligado a olerle la entrepierna mientras se va quedando sin aire. Tan sólo se levanta un segundo para luego volver a atacar de forma inmediata. Tan sólo le deja respirar si ella tiene que cambiar de posición. No tiene ninguna posibilidad de escapar.

Mistress Cleo